Los sonidos del habla provocan respuestas cerebrales muy similares entre los humanos, monos y cobaya
El hallazgo podría contribuir a mejorar la comprensión y el diagnóstico de los déficits de procesamiento auditivo.
Los sonidos del habla provocan respuestas neuronales comparables y estimulan la misma región en el cerebro de los seres humanos, los macacos y los conejillos de indias, según un estudio realizado por un grupo multidisciplinario de investigadores de la Universidad de Pittsburgh, en Estados Unidos, publicado en la revista ‘eNeuro’. El hallazgo podría contribuir a mejorar la comprensión y el diagnóstico de los déficits de procesamiento auditivo.
Las respuestas del cerebro al sonido -llamadas respuestas de seguimiento de frecuencia o FFR- pueden registrarse con pequeños electrodos colocados en el cuero cabelludo de una persona. Los médicos los utilizan para evaluar rápidamente la capacidad auditiva de un niño y detectar una serie de posibles trastornos del habla y el lenguaje, como la dislexia y el autismo. Pero el método tiene un gran inconveniente: carece de especificidad.
«Estas pruebas sólo pueden decirnos que hay algo que no funciona, pero no sabemos qué es lo que no funciona –explica el coautor Bharath Chandrasekaran, profesor y vicepresidente de investigación del Departamento de Ciencias de la Comunicación y Trastornos de la Facultad de Ciencias de la Salud y la Rehabilitación de Pitt–. Comprender el origen y el mecanismo de generación de las FFR permitiría desarrollar marcadores específicos de las deficiencias del habla, lo que sería fundamental para mejorar el diagnóstico clínico de los déficits de procesamiento auditivo».
Las FFR -que aparecen en un electroencefalograma cerebral neurotípico como una copia casi exacta de la onda sonora que el cerebro interpreta y a la que responde- tienen el potencial de complementar la exploración auditiva de los recién nacidos.
Si el cerebro del bebé produce una respuesta eléctrica a un sonido reproducido a través de unos diminutos auriculares, entonces la vía neural que conecta el oído con el centro de procesamiento de información de alto nivel en la corteza cerebral está desarrollada y es funcional.
Las FFR también se utilizan para identificar cualquier problema en el procesamiento auditivo, o la forma en que el cerebro interpreta los sonidos procedentes del entorno, especialmente el habla. Cuanto más se asemeje el perfil de la FFR al perfil de la fuente de sonido, mayor será la capacidad de procesamiento auditivo del cerebro. Por el contrario, cuanto más diferentes sean los dos perfiles, mayores serán las posibilidades de diagnosticar un déficit auditivo.
Hasta hace poco los científicos pensaban que las FFR surgen en lo más profundo del tronco cerebral -las estructuras más internas del cerebro, cerca de la base del cráneo- y se ondulan hacia fuera, alcanzando finalmente la superficie del cerebro y el cuero cabelludo.
Combinando las grabaciones electroencefalográficas del cuero cabelludo con las grabaciones de los electrodos colocados en el interior del cráneo, los investigadores de Pitt demostraron que la antigua teoría era errónea.
Descubrieron que las FFR se generan no sólo en el tronco cerebral, sino también en la corteza auditiva del cerebro -la región responsable del procesamiento de los sonidos situada justo alrededor de la sien, a sólo unos centímetros de la superficie del cráneo- y que el patrón de generación de los FFR es similar en todos los mamíferos.
En respuesta a cuatro tonos diferentes de la sílaba «yi» en mandarín, los cerebros de individuos de habla inglesa que no están familiarizados con el chino mandarín generaron FFR similares a los de los monos macacos y los conejillos de indias, los cuales tienen un rango auditivo y una sensibilidad muy similares a los de los humanos.
«Reconocer las similitudes entre las FFR de los animales y los humanos nos permitirá estudiar los circuitos neuronales del procesamiento del sonido con mucho más detalle –afirma el autor principal, el doctor Nike Gnanateja Gurindapalli, becario postdoctoral en Pitt–. Estas exploraciones allanarán aún más el camino hacia nuevos modelos de procesamiento auditivo, tanto en sistemas auditivos típicos como en los deteriorados, que eventualmente podrán utilizarse para inferir déficits auditivos utilizando herramientas simples y eficaces no invasivas en la clínica».
Dado que tradicionalmente se pensaba que las FFR se generaban fuera del córtex de forma pasiva, los investigadores no suelen tener en cuenta el grado de atención y alerta de una persona durante el registro de las FFR. Pero el nuevo descubrimiento sugiere la necesidad de reconsiderar la forma en que se recogen las FFR y cómo se interpretan, y sienta las bases para el desarrollo de mejores biomarcadores de los déficits de procesamiento auditivo.
Fuente: Audioprotesistas.org