¿Cómo puede convertirse un problema de audición en un problema vital?
Un nuevo estudio desvela que la pérdida auditiva puede afectar al cerebro y puede por tanto provocar problemas en la vida cotidiana.
Mucha gente piensa que los problemas de audición no son sino una mera y pequeña molestia. Una palabra que se pierde por allí, otra por allá, o alguna que otra queja de que el volumen de la tele está muy alto.
Pero un último estudio pone el foco en la importancia de la audición para el cerebro. Una buena audición ayuda al cerebro a:
1. Mantener bajo el esfuerzo que hace al escuchar.
2. Reducir la carga de tu cerebro.
3. Evitar la funcionalidad cerebral reorganizada.
4. Evitar el deterioro cognitivo acelerado.
5. Evitar la disminución acelerada del volumen cerebral.i
Y eso no es todo. Cuando una mala audición afecta al cerebro debido a una falta de o a un mal tratamiento, puede suponer graves problemas en la vida cotidiana.
Por el contrario, una buena audición —o una pérdida auditiva bien tratada— puede ayudarte en lo siguiente:
1. Evitar el aislamiento social y depresión.
2. Evitar un equilibrio deficiente y lesiones relacionadas con caídas.
3. Evitar el Alzheimer y la demencia.ii
Y si bien esto puede sonar desalentador, la buena noticia es que los profesionales de la audición están investigando con más ahínco la ciencia cognitiva de la audición.
Nuevas e inauditas opiniones sobre cómo funciona la audición en el cerebro
Oír es en realidad pensar.
Los oídos reciben sonidos, pero es el cerebro el que les da sentido. Así que quizá, si lo miramos desde esta perspectiva, sea menos sorprendente que una mala audición afecte al cerebro.
¿Cómo funciona la audición en el cerebro?
Cuando el oído recibe el sonido, estos se convierten en un código neuronal de información. Es lo que el cerebro necesita utilizar, por lo tanto, la calidad de dicho código es de vital importancia.
El cerebro espera y necesita que el código neural contenga información del sonido que le rodea (la escena sonora en su totalidad).
Al descubrir esto, hemos sido capaces de fabricar audífonos teniendo en cuenta las necesidades cerebrales, es decir, los que muestren una escena sonora completa y un código neural de alta calidad.
Por qué es tan importante que tus audífonos den soporte a tu cerebro
Se ha comprobado que estos audífonos se lo ponen más fácil al cerebro y ayudan a evitar todo tipo de posibles y perjudiciales consecuencias mencionadas anteriormente.
Pero ¿cómo una pérdida auditiva puede llevar a enfermedades tan dramáticas como la demencia o la pérdida de equilibrio?
El del oído es un sentido vital y fundamental, como la vista, que nos permite hacer otras muchas cosas con más facilidad.
Si no funciona como debiera, dichas cosas son más difíciles de llevar a cabo porque el cerebro carece de la información que requiere.
Esto puede tener un efecto dominó.
Para empezar, es más complicado seguir el hilo de las conversaciones y estas pueden ser confusas. El cerebro tiene que trabajar mucho más, lo que deja una menor capacidad mental para otras cosas como el recordar lo que se ha dicho.
Como consecuencia, la gente se cansa o estresa más al socializar. Se aíslan socialmente y prefieren quedarse en casa o evitar situaciones sociales.
Esto se traduce en una falta de estimulación del centro auditivo en el cerebro, que termina por compensar el centro visual y otros sentidos, es decir, la funcionalidad del cerebro cambia.
Si el cerebro tiene que luchar contra la forma natural de procesar el sonido, esto puede desembocar en la disminución acelerada del volumen cerebral.
Una carga mental mayor junto con la falta de estímulos y la funcionalidad cerebral reorganizada está vinculada al deterioro cognitivo acelerado.
Como resultado, el riesgo de demencia se quintuplica para la pérdida auditiva de severa a profunda, se triplica para la pérdida auditiva moderada y se duplica para la pérdida auditiva leve.
Una buena audición se traduce en una buena salud mental
Hemos visto las posibles consecuencias de no tratar o tratar mal una pérdida auditiva.
Sin embargo, estas no tienen por qué ocurrir en absoluto. Y para reducir estos riesgos, tienes que cuidar mucho tu audición.
Fuente. Oticon.es