¿Se convertirá el autoajuste de los audífonos en realidad en el futuro?

El debate aportó un pronóstico optimista acerca de la continuidad imprescindible de la figura del profesional en el proceso de adaptación, sin que el usuario pueda completar por sí solo el proceso de adaptación.

El título del encuentro era “Perspectivas futuras sobre el autoajuste en aparatos auditivos” con el epígrafe del término en ingles, “autofitting”. Esta posibilidad es fruto de los avances en machine learning y las aplicaciones de la Inteligencia Artificial (IA) en los audífonos.

Como coordinadora, la Prof. Susi Latt, fonoaudióloga y directora de CENTRA, en Río de Janeiro (Brasil), que ya condujo con otros expertos un evento similar centrado en la teleaudiología recientemente (ver reportaje en el número 159 de nuestra revista Audio infos), ha introducido un debate con las principales perspectivas, en el que también participaron Mario Laguna, médico y gerente de Casmed (México); Christine Turgeon, Ph. D, audióloga y directora y fundadora de Clinique Multisens (Canadá); Rodrigo Pereira, audiólogo y director de Audiovida en Río de Janeiro (Brasil); Matteo y Francesco Pontoni, audioprotesistas responsables de formación e Investigación, respectivamente, en Pontoni Udito & Tecnologia (Italia); y Ángel Barbero, de Audiocenter Sevilla (España).

Estos especialistas aportaron sus impresiones personales y también los testimonios de otros agentes protagonistas de la industria del ramo en un evento de asistencia gratuita.

La visión de los fabricantes

Para ofrecer esta perspectiva de los propios fabricantes sobre el “autofitting”, el profesional andaluz Ángel Barbero ha planteado una entrevista breve con las mismas preguntas a representantes de los “Big 4”, los cuatro grupos empresariales de mayor tamaño en el mercado.

Alfredo González, gerente Wholesale Widex en España, ha abogado por “buscar un término medio entre lo objetivo y lo subjetivo, porque dos pérdidas iguales, en dos usuarios diferentes, requieren de ajustes diferentes, y la posibilidad de ajustes según las preferencias de un usuario siempre lo vemos como un complemento más”.

Isabel Pereira, del departamento de Formación de Oticon España, ha explicado lo siguiente: “En algunos sistemas de adaptación, una parte de las mediciones y cambios realizados por el paciente durante el uso del aparato auditivo son mostradas por el fonoaudiólogo y pueden ser descargadas con el software de adaptación, para tomar decisiones. Pero otras partes no, porque los cambios se guardan en la nube y el fonoaudiólogo no tiene acceso a esas variaciones que va realizando el usuario, tal como se ve cuando regresa al gabinete tras varios días de uso”.

Christiane Vana, Audiology & Training manager en Sonova España, ha mostrado una posición de reserva y escéptica frente a esta tendencia: “Algunos fonoaudiólogos pensamos que algunos aspectos del ’autoajuste’, especialmente aquellos a los que el profesional no tiene acceso, son como una posible amenaza a su libertad de adaptación y también un peligro, porque el fabricante controla los datos y también la adaptación y, por lo tanto, implícitamente, al usuario“(a quien considera su paciente, no así el fabricante).

Por su parte, Manuel Yuste, Product manager en ReSound España, ha apelado a un cambio de mentalidad para los profesionales porque en el futuro no parece que el precio del audífono vaya a seguir cubriendo el coste de todo el trabajo de la adaptación, por lo que parece probable que se tenga que cobrar por las pruebas auditivas previas, los exámenes audiológicos que, además, constituyen la garantía de futuro de la continuidad de la profesión, porque siempre resultarán imprescindibles para el ajuste de la tecnología, por muy sofisticada y automatizada que sea en el futuro.

Tal vez el software de adaptación esté incorporado al móvil, por ejemplo, y el usuario pueda introducir esa información primordial acerca de su pérdida auditiva, o incluso el audífono se autoajuste mediante inteligencia artificial, pero en cualquiera de los escenarios, la cualificación del audiólogo y su titulación seguirán resultando necesarias en el proceso, en la fase inicial de examen de la pérdida auditiva y su aplicación a la tecnología, según el pronóstico de Yuste.

Confianza en el profesional

Rodrigo Pereira ha restado trascendencia al posible impacto del autoajuste porque cada vez más cuenta la “experiencia del usuario con el producto”, tecnológico o no, y resulta siempre clave la “confianza” que tiene en el profesional, también para que le “asista” después en el seguimiento, tanto en primerizos en el uso de los audífonos como los que ya los aprovechan desde tiempo atrás. No solo le asesora para su “autonomía”, sino que se crea una “dependencia” del audiólogo. “Todos los avances sean bienvenidos”, ha comentado este profesional brasileño, si bien encajarán en la dinámica de trabajo del audiólogo con sus pacientes.

La coordinadora, Susana Latt, ha señalado asimismo que los hallazgos en la amplificación ayudarán a entender cómo procesa la cóclea los estímulos, la tecnología avanza con mayor precisión y fiabilidad, y cuanto más se aprenda en esa función, los algoritmos se perfeccionarán más para obtener una mayor precisión en los ajustes de los audiólogos, pero nunca se alcanzará la subjetividad de la audición humana.

La Inteligencia Artificial (IA) propicia que los aparatos aprendan a identificar las preferencias del usuario y abren la posibilidad a que se autojusten, efectivamente, y se desarrollan dispositivos que lo permiten para pérdidas leves/moderadas sin la intervención o asesoramiento de un profesional especializado, pero el papel de este último continuará siendo decisivo para la identificación de las necesidades reales, la verificación, el proceso de escucha y el de adaptación, orientación y validación, a juicio de Latt.

“Cada vez más nuestra participación se vuelve importante, ya que evaluamos no solo la capacidad, sino también las habilidades auditivas alteradas. Tenemos ciencia y conocimiento para detectar alteraciones cognitivas que surgen de la pérdida auditiva en cualquier grado y el conocimiento de cuanto la estimulación auditiva -a través del uso de la amplificación- es capaz de retroceder este cuadro, incluso en los casos de pérdidas leves y moderadas” (Glick & Sharma, 2021). La especialista brasileña recuperó esta cita textual para apostillar esa idea del valor de la misión del profesional.

Una forma de llevar al hipoacúsico al gabinete

A la pregunta central de la jornada, “¿se volverá el autojuste una realidad entre los usuarios?”, Latt contestó con estos pronósticos: será una herramienta “colaborativa”, de apoyo, no se convertirá en una realidad para todos y algunos usuarios se sentirán cómodos con esa posibilidad y probablemente esa modalidad les impulsará en el futuro a buscar ajustes personalizados.

Además, el perfil de usuarios tradicionales de loa audífonos, la mayoría con más de 65 años, es reacio al manejo de las tecnologías digitales y tiene dificultades para configurar su propio móvil, una barrera que afronta con la ayuda de sus familiares. En consecuencia, no parece muy receptivo al autoajuste.

Otros indicios de que no parece probable que emprendan ese camino son que -según el estudio MarkTrak- el 96% de los propietarios de audífonos realizaron un test de audición “formal”, es decir, tutelados por un audiólogo, y esos resultados y la confianza en ese profesional de la salud fueron los factores que les convencieron de utilizar esta tecnología.

Fuente: Audioprotesistas.org

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