La importancia de la protección auditiva en la caza
Los cazadores tienen cuatro veces más posibilidades que el resto de la población de sufrir sordera, según los estudios realizados.
El ruido de un disparo puede producir daños irreparables en nuestros oídos. La pérdida auditiva provocada por ruido se convierte en irreversible, y no solo eso, si no que va aumentando con la exposición continuada a niveles de ruido elevados.
Si a esto le sumamos que la destreza auditiva disminuye con la edad, observaremos que la exposición al ruido incrementa la pérdida auditiva de manera exponenciada. Tan solo un único disparo puede llevarnos a niveles muy superiores a lo que nuestro oído podría soportar, dando lugar a un daño definitivo en la audición. Del mismo modo también influyen otros factores como pueden ser la duración del impacto y la frecuencia de exposición al mismo.
Tengamos en cuenta que el oído humano está diseñado para percibir sonidos naturales, por ello cuando nuestras células ciliadas sensoriales se exponen repetidamente a niveles excesivos de contaminación acústica, pueden llegar a romperse. Las células ciliadas son aquellas que poseen cilios. Son transductores muy sensibles claves para la capacidad auditiva. Estas células receptoras neurosensoriales se encuentran en el órgano del Corti y se dividen en dos tipos: internas y externas. Ellas son las encargadas de la detección del sonido en el oído interno.
Debido a todo lo anterior, los cazadores tienen cuatro veces más posibilidades que el resto de la población de sufrir sordera. Esta pérdida puede ser instantánea o aparecer con el tiempo.
La caza y el tiro son actividades de alto riesgo para nuestros oídos, ya que están expuestos a presiones sonoras superiores a los 110 decibelios, sobrepasando el umbral del dolor y causando daños irreversibles. De hecho, el límite aconsejable para evitar daños en el oído es de 85 decibelios y los disparos pueden llegar incluso a alcanzar los 150 decibelios. Las denotaciones de armas de fuego cerca de nuestros oídos pueden dañar las células cilíadas y provocar lesiones permanentes. Hay que tener en cuenta que una vez que se pierde el oído, no se vuelve a recuperar.
Por eso, es muy importante usar protectores de oídos. Y, aunque los cazadores se preocupan por ir muy bien equipados adquiriendo ropa adecuada, portaescopetas, linternas, armas, cuchillos y munición, muchas veces olvida lo importante que es protegerse los oídos. Actualmente, son muy pocos los que usan algún tipo de protección durante la actividad.
La cuestión es que no solamente la pérdida del oído supone una amenaza real para los cazadores, sino que además, el hecho de no llevar protectores de oídos puede tener otras graves consecuencias para la salud, como los acúfenos, otra de las afecciones más frecuentes y que más molestias causa.
También conocidos como tinnitus, los acúfenos son pitidos o zumbidos en el oído. Sonidos que no existen fuera de los oídos y que únicamente son percibidos por la persona afectada. Un síntoma de que la cóclea o el nervio auditivo han sufrido daños. No es una enfermedad en sí, sino una señal de que algo está fallando en nuestro oído, siendo el primer síntoma de la sordera. Si el ruido se prolonga durante más de 3 meses, es importante acudir al Otorrino y si persiste después de seis meses, se vuelve crónico.
Un ruido que en algunos casos llega a ser tan desagradable que incluso puede afectar a la calidad de vida, especialmente cuando el sonido se escucha de manera constante, causando problemas para concentrarse y dormir, así como ansiedad, mal humor y un malestar continuo.
Estos sonidos pueden manifestarse en uno o en los dos oídos, aunque también pueden ser percibidos en la cabeza, teniendo la misma intensidad o distinta en cada oído. Por lo general, la mitad de los pacientes lo sufren en un solo oído, siendo el izquierdo el más habitual. Mientras que la otra mitad lo percibe en ambos oídos y en la cabeza al mismo tiempo.
El problema es que los acúfenos no tienen cura. Tan sólo existen algunos tratamientos que pueden aliviar los zumbidos y terapias que ayudan a que los pacientes se acostumbren a ellos y a que dejen de prestarles atención. Con un poco de entrenamiento pueden llegar a pasar desapercibidos.
Por todo lo anterior, no debemos obviar lo importante que llega a ser usar la correcta protección auditiva en nuestras jornadas. El empleo de un equipo de protección adecuado nos puede librar de futuros males mayores que serían irreparables.
Fuente: Audioprotesistas.org