Jóvenes y mayores responden de forma distinta al sonido
Un estudio canadiense revela que nuestro cerebro se vuelve más sensible con la edad, lo cual, según sugiere el estudio, explicaría los problemas de los mayores a la hora de oír en ciertas ocasiones.
Neurocientíficos de la Universidad Western Ontario en Canadá han explorado las diferencias que existen en la manera en que jóvenes y mayores responden a los sonidos y han concluido que, con el tiempo, el cerebro se vuelve más delicado. Esto podría conllevar ciertas dificultades de audición a lo largo de la vida.
El equipo de investigadores examinó las respuestas en la corteza auditiva de los participantes, cuyas edades se situaban en torno a los 20 o a los 60 años. Los científicos hallaron que los jóvenes y los mayores respondían de forma diferente a los sonidos suaves y fuertes.
«Analizamos a individuos jóvenes y mayores con audición normal desde el punto de vista clínico y nos fijamos en cómo la edad afectaba la habilidad del cerebro para adaptar su sensibilidad a distintos niveles acústicos», comenta el investigador posdoctoral Björn Herrmann, autor principal del estudio. «Lo que observamos fue que los individuos mayores no se adaptaban con la misma facilidad al ambiente sonoro».
Los mayores, hipersensibles a los sonidos
De acuerdo con el estudio, cuando los jóvenes se encuentran en un ambiente ruidoso, como podría ser un concierto de rock, su cerebro se vuelve menos sensible a los sonidos relativamente suaves. Gracias a ello, el individuo puede escuchar mejor los sonidos más relevantes, como un riff de guitarra, sin que le distraigan los menos importantes.
Sin embargo, los investigadores han hallado que, con la edad, nos volvemos hipersensibles a los sonidos, razón por la cual oímos tanto los sonidos suaves como los fuertes sin la posibilidad de ignorar o borrar la información auditiva irrelevante. Al no poder reducir la sensibilidad a los sonidos irrelevantes, el individuo se enfrenta a dificultades de audición.
«Cuando el sonido ambiente está alto, la actividad cerebral de los jóvenes pierde la sensibilidad hacia los sonidos bajos porque estos no son tan importantes», afirma Herrmann. «Los mayores, en cambio, mantienen su grado de sensibilidad hacia los sonidos relativamente bajos, aunque en ese momento no sean importantes».
Sonidos molestos y desagradables
El estudio sugiere que esta hipersensibilidad a los sonidos es una de las razones por las que los mayores encuentran algunas situaciones demasiado molestas, como comer en un restaurante ruidoso. También explicaría por qué algunos sonidos les parecen especialmente desagradables.
«Una propiedad fundamental del sistema auditivo es precisamente la de poder adaptarse con rapidez a cualquier ambiente nuevo. Si esto ya no es posible, entonces el sistema auditivo del individuo se halla un poco fuera de lugar. Para los mayores, todo esto provoca que se distraigan con facilidad, que se vean abrumados por los sonidos o que estos les parezcan demasiado fuertes», comenta Herrmann.
El estudio se publicó en la revista científica Journal of Neuroscience.
Fuente: https://news.westernu.ca