El ejercicio con la música a tope es malo para tus oídos y no te hace rendir mejor
Los niveles de sonido en muchas clases de fitness son peligrosamente altos y no añaden motivación en el ejercicio, según un estudio de la Facultad de Medicina de la Universidad de Maryland.
Está de moda asistir a clases de ‘spinning’, ‘zumba’, ‘bodypump’, donde la música a toda potencia va unida al aumento de las pulsaciones y el sudor. Craso error. Si eres de los que piensan que salir a correr con los cascos a todo volumen mola o que tu monitor en el gimnasio te pone las pilas cada vez que aumenta los decibelios en el aparato de música, te equivocas.
Lo único a lo que te expones es a dañar tu capacidad auditiva y tener una pérdida de audición inducida por ruido.
Los niveles de sonido en las clases de fitness a menudo superan los niveles seguros a pesar de los estudios que muestran que muchos participantes encuentran estresantes los niveles de sonido altos. Muchos monitores de gimnasio acostumbran a subir el volumen de la música pensando que así motivan más a sus alumnos y aumentarán la intensidad de sus ejercicios.
Sin embargo, un estudio de la Facultad de Medicina de la Universidad de Maryland descarta esta hipótesis y va más allá: lo ideal sería reducirla para mejorar la salud auditiva de los asistentes a las clases. Los resultados del estudio se han publicado en Noise & Health.
El ejercicio y el volumen, con moderación
El objetivo del estudio, encabezado por Ronna Hertzano, ha sido determinar si los niveles de sonido más bajos en las clases de spinning tienen un impacto significativo en la intensidad del ejercicio y determinar si los participantes de la clase prefieren la música que se toca a niveles más bajos.
Los resultados subrayan que cuando los niveles de sonido medios excedieron los 98,4 decibelios, los usuarios pidieron bajar el volumen más que subir la intensidad en el ejercicio. El 25,9% de los encuestados se quejó de problemas auditivos después de las clases. Y es que los niveles de sonido en muchas clases de fitness siguen siendo peligrosamente altos mientras que el nivel de la música se puede bajar sin un impacto significativo en la intensidad percibida del ejercicio.
«Nuestros hallazgos demuestran la necesidad de reducir el volumen de la música en las clases de ejercicio aeróbico con el fin de proteger la pérdida de audición sin sacrificar la intensidad del entrenamiento», afirma Ronna Hertzano.
Efectos secundarios
Lo que no resulta efectivo es someter a la clases a un nivel de ruido similar al paso de un metro o como si estuviera la máquina de un cortacésped a máxima potencia junto a tu bici de spinning, algo que te puede provocar pitidos en los oídos o audición amortiguada.
Exponerse una vez a este tipo de ruido no perjudica la audición del asistente o del instructor del gimnasio, sin embargo, una exposición prolongada y constante a niveles de ruido por encima de los 90 decibelios puede producir una pérdida de audición permanente, ya que se dañan las células ciliadas del oído interno.
Fuente: Audioprotesistas.org